Ante el desgaste docente la dimensión socioemocional y el bienestar pueden considerarse oportunidades para el aprendizaje a través de diagnósticos participativos en las comunidades educativas, identificando problemáticas y actuando de manera formativa y preventiva. Así lo entienden dos especialistas en la materia, Libertad Manzo, psicóloga educacional de educarchile y Alejandro Canales, director de Programas de Impulso Docente.
Desde el inicio de la pandemia hasta hoy, diversos estudios y encuestas han evidenciado el desgaste docente. Este año, en el mes de agosto la Encuesta Nacional de Monitoreo Educacional en Pandemia, donde participaron 1.522 establecimientos educacionales, reveló que más del 50% de los directores considera que los docentes de su establecimiento se han sentido desgastados emocionalmente.
Por otra parte, la Encuesta Prácticas de Gestión y Situaciones Problemáticas de la Convivencia Escolar dada a conocer por el Centro de Investigación para la Educación Inclusiva (CIEI) y aplicada en más de 700 establecimientos en el marco del programa "A Convivir se Aprende" del Plan de Reactivación Educativa del Ministerio de Educación, arrojó como resultado que uno de los problemas más frecuentes que enfrentan las comunidades educativas es el desgaste docente.
Según el sondeo casi un 70% cree que el desgaste emocional de equipos de gestión, docentes y asistentes de la educación es uno de los principales problemas de convivencia. En tanto, un 40% de los entrevistados considera que el principal problema es el desgaste profesional de equipos de gestión, docentes y asistentes de la educación.
Frente a esta realidad, el Ministerio de Educación se ha dedicado a fortalecer el Eje de Salud Mental y Convivencia que forma parte de la Política de Reactivación Educativa, a través de programas y acciones dirigidas a docentes y equipos directivos.
¿Qué es el desgaste docente?
Alejandro Canales, director de programa de Fundación Impulso Docente definió en el podcast Aprendizaje para el Futuro al desgaste profesional como el agotamiento que se produce al demandar recursos de forma excesiva a una persona, ya sean físicos, emocionales o cognitivos relacionados con su trabajo.
Al respecto mencionó que “esto es más patente en las comunidades escolares, ya que lo que realizan las y los profesionales de la educación día a día es estar constantemente en interacción con otras personas y la demanda que se produce en ese intercambio, termina agotando a quienes están en las escuelas”.
A su juicio, una de las principales causas es el reencuentro después de un largo periodo de cierre de las escuelas, pero también de una transformación de la sociedad que las rodea. Por lo tanto, con quienes se encuentran ya no son los mismos. Hay confianzas rotas, miradas distintas sobre lo que significa educar. Esta realidad va minando el bienestar de quienes están en las escuelas y ha generado despersonalización en muchos equipos docentes, lo que golpea directamente en el propósito de cuánto del trabajo docente está siendo efectivo.
Una oportunidad para el aprendizaje
Libertad Manzo, psicóloga educacional de educarchile, establece que la dimensión socioemocional y el bienestar puede ser visto como una oportunidad: “las comunidades educativas tienen una gran oportunidad al asumir como desafío los procesos de enseñanza-aprendizaje, en tanto se ha visibilizado la relevancia de este aspecto y su incidencia en los procesos centrales de la escuela”.
De acuerdo con Libertad, partir del diagnóstico siempre es el mejor camino e indagar en las alternativas que hoy existen que son muy variadas y orientadas a diversos ámbitos. Por lo mismo, es importante primero identificar qué quiero lograr y para qué y luego iniciar la búsqueda de modo amplio, recalca. “Es de suma importancia que las comunidades educativas puedan identificar cuáles son sus problemáticas, para poder actuar formativa y preventivamente sobre ellas, búsqueda que debe ser participativa y nacer de las expectativas de las y los distintos integrantes de esta”, indica.
Es de suma importancia que las comunidades educativas puedan identificar cuáles son sus problemáticas, para poder actuar formativa y preventivamente sobre ellas, búsqueda que debe ser participativa y nacer de las expectativas de las y los distintos integrantes de esta.
Por ello, el desarrollo de habilidades socioemocionales tiene relevancia en el ámbito escolar, ya que es un espacio de socialización central, además de constituirse siempre como un espacio formativo y modelador. En este sentido, es relevante que tanto estudiantes como docentes tengan la oportunidad de desarrollar sus habilidades socioemocionales, ya que es poco probable que si las y los docentes no cuentan con espacios para este aprendizaje puedan implementarlo con las y los estudiantes, puntualiza la psicóloga.
Similar opinión tiene Alejandro Canales, quien señala que uno de los postulados de Impulso Docente es que la educación socioemocional es una parte integral de la educación y el desarrollo humano y no se puede entender si no se mira desde estas dos aristas.
Dentro de las estrategias que utilizamos en Impulso Docente, incluimos el Medidor Emocional del método CASEL; mindfulness para tomar conciencia del ahora y el presente; y en estas fechas, la Capa de los Buenos Deseos, una estrategia que nos entregó el Colegio Arzobispo Manuel Vicuña de La Legua, que consiste en que en una hoja de papel se dibuja una capa que se pone en la espalda de un compañero/a, quien se pasea por la sala y cada estudiante tiene la oportunidad de agradecerle por algo, esto es practicar la gratitud. Al cierre se lee lo que le agradecieron, lo que provoca un efecto muy lindo a nivel personal y colectivo.
¡Te invitamos a profundizar en este tema! Escucha el capítulo del podcast Aprendizaje para el Futuro: “Claves para el Bienestar Docente”