Te presentamos propuestas para lograr un desarrollo integral que se dieron a conocer en la jornada “De la inspiración a la acción”, organizada por Fundación Mustakis en su mes aniversario.
Bárbara Oakley, Doctora en Filosofía (PHD) y docente de la Universidad de Oakland, trabaja la relación entre neurociencia y comportamiento social. En su exposición “Cómo enseñar y aprender de manera efectiva: conocimientos de la neurociencia”, realizada en la jornada “De la inspiración a la acción”, organizada por Fundación Mustakis, explicó que aprender es principalmente hacer conexiones neuronales y que para no perderlas es fundamental activar la memoria a largo plazo.
Fortalecer estas conexiones requiere práctica y el estudio diario es una de las bases para no perder la información archivada en el cerebro. Algunas de las técnicas de estudio mencionadas por la especialista fueron: subrayar ideas claves, releer contenidos y hacer mapas conceptuales para refrescar la memoria. Por otra parte, destacó la importancia de aceptar que no siempre se aprende en el primer intento y que eso no significa que no podremos hacerlo, sino más bien que hay algunas personas que necesitan descansar y luego continuar, ya que el cerebro sigue haciendo conexiones en los momentos que no estamos concentrados.
Hay que aprender a aprender, mencionó, para ello debemos reconocer que los cerebros funcionan de forma diferente y que la flexibilidad en las opiniones o creencias que tenemos es trascendental para permitir nuevos aprendizajes.
Lorea Martínez, Docente del Teachers College de la Universidad de Columbia y fundadora de HEART in Mind Consulting, quien presentó la charla “Pedagogía con corazón: niñas y niños que aprenden a ser ellas/ellos mismos”, planteó que las emociones constituyen un rol primordial en el aprendizaje, ya generan una buena o mala disposición para aprender. Por ello, es importante que el trabajo en el aula este conectado con los intereses de las y los estudiantes y que sus emociones no sean invisibilizadas al momento de realizar las clases.
“Desde el punto de vista neurológico es imposible crear recuerdos, pensamientos complejos o tomar decisiones importantes sin emociones”, afirmó Lorea.
Además, expresó que las relaciones humanas son el ingrediente esencial que cataliza el aprendizaje y el desarrollo, y también son un factor protector para niñas, niños y jóvenes. En este punto, el aprendizaje socioemocional es clave para generar estas buenas relaciones, lo que desemboca en un mejor comportamiento social, mayor interacción en clases y buen rendimiento académico, debido al clima de confianza.
Las recomendaciones que entregó la expositora para aplicar en el aula y en la comunidad educativa fueron: honrar las emociones, aplicar empatía, reavivar las relaciones y transformar con un propósito.
Si quieres conocer más sobre la propuesta de Lorea Martínez te invitamos a revisar uno de nuestros webinar ingresando aquí.
Finalmente, Bernardita Jensen, especialista en educación Montessori y directora del área de desarrollo integral de Fundación Mustakis, expuso el tema “Nuestro rol como educadores: abordando el aprendizaje integral en la sala de clases”, donde planteó la necesidad de una educación holística, que integre cuatro pilares fundamentales para apoyar un desarrollo integral: aprender haciendo, aprender a aprender, aprender colaborativamente y aprender a ser uno mismo.
En este escenario, el rol de educadoras y docentes es llevar el desarrollo integral a las aulas para lograr un aprendizaje más rico y complejo. Algunas de las prácticas para alcanzar estos objetivos son: plantear una mirada sistémica de la vida, donde converjan todos los aspectos individuales, colectivos y sociales; ampliar lo que entendemos por sala de clases, romper los esquemas de esta idea, entendiendo que el aula puede estar en todas partes y establecer normas de manera colectiva con la comunidad, generando compromisos que incluyan a todas y todos.