¿Sabías que una de cada cuatro escuelas primarias en todo el mundo carece de abastecimiento de agua potable? Este dato, proporcionado por Naciones Unidas, nos hace reflexionar acerca de la importancia de valorar y gestionar de forma sostenible el agua dulce, y sumarnos a la celebración del Día Mundial del Agua este 22 de marzo.
“No dejar a nadie atrás” es el lema de este año, el cual hace referencia a una visión en donde el bienestar de las personas y sociedades se concibe mediante un desarrollo que armoniza el crecimiento económico, la inclusión social, y la protección del medio ambiente.
El agua cubre el 70% de la superficie del planeta, pero sólo el 0,62% es apta para el consumo humano, agrícola, e industrial. El agua dulce es un bien muy escaso, y debemos ser conscientes de que tenemos que ser capaces de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de nuestros niños y jóvenes para satisfacer sus propias necesidades.
Chile no está ajeno a esta realidad. En Radiografía del Agua, Brecha y Riesgo Hídrico en Chile, se indica que nuestro país aparece dentro de los 30 países con mayor Riesgo Hídrico en el mundo, al año 2025 (WRI, 2015). En el estudio, se entiende como riesgo hídrico, “la posibilidad de ocurrencia de un daño social, ambiental y/o económico en un territorio y período de tiempo determinado, derivado de la cantidad y la calidad de agua disponible para su uso”.
De hecho, en marzo de 2015, un total de 194 comunas en el país (56% del total), fueron decretadas en emergencia agrícola por sequía.
En la población Santa Elvira de Chillán los estudiantes realizan cultivos para identificar tipos de bacteria.
El agua en el currículum nacional
En las bases curriculares de Ciencias Naturales, se establece como Objetivos de Aprendizaje para los estudiantes de segundo básico, que los niños deben ser capaces de detallar el ciclo del agua en la naturaleza, reconociendo que el agua es un recurso preciado y proponiendo acciones cotidianas para su cuidado. En tanto, en quinto básico, ya deben describir la distribución del agua dulce y salada en la Tierra, comprendiendo que existe la escasez relativa de agua dulce.
Junto con esto, se promueven actitudes para todo el ciclo básico, como reconocer la importancia del entorno natural y sus recursos, desarrollando conductas de cuidado y protección del ambiente. Además, se incita a asumir responsabilidades e interactuar en forma colaborativa y flexible en los trabajos de equipo, aportando y enriqueciendo el trabajo común para lograr el desarrollo sostenible.
La experiencia de la Escuela Palestina
En la población Santa Elvira de Chillán existe una vertiente que provee de agua a un lavadero y a un canal de regadío que históricamente ha abastecido de agua dulce a la comunidad, siendo muy relevante tras los terremotos de 1939 y 2010 debido al colapso de la red de agua potable. Pero con el paso del tiempo, los vecinos olvidaron su importancia, lo cual derivó en el descuido y contaminación de la vertiente.
Luego de observar esta problemática, la profesora Paula Mangado, Encargada del Taller de Ciencias Avanzadas de la Escuela Palestina de Chillán, implementó el proyecto Calidad de las Aguas de Santa Elvira, dirigido a estudiantes de quinto hasta octavo básico. En éste, los alumnos toman muestras del agua de la vertiente, realizan cultivos para poder identificar tipos de bacteria y, valiéndose de microscopios, analizan e interpretan los datos para conocer la calidad del agua.
El portal de la educación chilena.