El desarrollo de una cultura de cuidado del medioambiente desde la etapa escolar permite a los estudiantes comprender el rol que juega cada uno en la conservación del entorno natural, mejorar los hábitos de vida saludable y promover y ejercer una ciudadanía responsable. Esto es posible cuando tienen la oportunidad de abordar problemas reales en el aula, haciéndose cargo de los desafíos de su propio entorno.
Para sensibilizar a la comunidad educativa y a otros establecimientos educativos acerca de cómo crear entornos más sustentables, el Colegio Jorge Huneeus Zegers de La Pintana realizó su IV Feria de Educación Sustentable, que celebra cada año en el marco del Día Mundial del Hábitat.
La exposición contó con 1.500 asistentes entre estudiantes, apoderados y docentes, autoridades del Ministerio del Medio Ambiente y más de 50 stands conducidos por estudiantes de educación básica y media y representantes de la red de colaboración medioambiental del establecimiento, cerrando un ciclo de seis meses en el que los estudiantes trabajaron con la metodología de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP).
Aprender haciendo y comunicar los resultados
El proyecto medioambiental del Colegio Jorge Huneeus nació en 2014, con la idea integrar a la carrera de atención en enfermería al programa de educación sustentable del establecimiento a través de una feria. Hoy, el colegio cuenta con Certificación Medioambiental de Excelencia del Ministerio del Medio Ambiente y con una propuesta pedagógica transversal, con la que se integraron este año a la Red de Escuelas Líderes.
El establecimiento educativo integra aprendizajes medioambientales en la mayoría de los niveles educativos, incorporando la metodología de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) entre los niveles de 3° y 6° básico, en la asignatura de Tecnología, lo que les permite planificar procesos de seis meses para la resolución de problemas medioambientales. En este marco, los estudiantes investigan, planifican, elaboran, prueban y evalúan las soluciones tecnológicas propuestas, haciendo uso de guías de trabajo y registro de los aprendizajes.
“La Educación ambiental está inserta de muchas maneras en el curriculum pero de manera informal, es por ello que creemos como colegio que poco a poco, y a través de un trabajo en red, podemos ir haciendo fuerza para que estas materias puedan tomar cuerpo y ser parte del currículo formal”, expresa Natalia Fuentes, encargada del programa de Educación Sustentable del establecimiento.
Cada uno de los niveles que trabaja con ABP recibe un desafío, para el que los estudiantes deben plantear soluciones. Este año, el 3° básico construyó huertos verticales a partir del reto de combatir los índices de obesidad y sobrepeso; el 4° construyó útiles de aseo con desechos para aportar a la limpieza de los patios, entre otras medidas; los estudiantes de 5° básico construyeron bancas con ecoladrillos y los de 6° reciclaron textiles para apoyar una campaña de cero uso de bolsas plásticas.
Los estudiantes “manifiestan mucho agrado al trabajar en grupos, mejoran lazos y nacen nuevos vínculos de amistad. Demuestran más ganas de trabajar y mejor disposición, lo que atribuimos al interés que genera innovar en la forma de enseñar. Cambiarles el espacio y ofrecerles a ellos que investiguen o descubran la forma de encontrar alguna solución a un problema los motiva mucho”, detalla Natalia Fuentes.
El proceso de aprendizaje concluye con la feria medioambiental anual, en la que los estudiantes de la gran mayoría de los niveles exponen sus aprendizajes al resto de la comunidad escolar y a estudiantes de otros establecimientos de la comuna. Mientras los alumnos de la educación básica muestran los resultados de sus proyectos, la educación media –articulados con la asignatura de Promoción de la salud de la malla de Atención en Enfermería– tiene a su cargo sensibilizar a los asistentes en temas relacionados con cambio climático, reciclaje, educación vial, alimentación saludable y energías limpias.