El estudio Kids Online, desarrollado por el Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE UC) de la Universidad Católica y el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, en colaboración con el Centro de Innovación del Ministerio de Educación y UNICEF, proporcionó estás cifras. ¿Cuáles son los desafíos que estos resultados proponen a la educación en nuestro país?
El estudio, realizado en 131 establecimientos educacionales del país, que encuestó a 3.011 niños, niñas y adolescentes de 9 a 17 años y directivos/as de los colegios de la muestra, arrojó una importante cifra respecto del uso de celulares en estudiantes: un 58% de niñas, niños y adolescentes posee celular con acceso a Internet antes de los 10 años.
Esta alta cifra interpela a quienes forman parte del área educativa, ya que más allá del cuestionamiento de lo positivo o negativo que puede ser el uso del celular a temprana edad, es una realidad que crece a diario, a través del empleo de redes sociales, aplicaciones y actualmente Inteligencia Artificial.
A raíz de este panorama, es necesario vislumbrar qué acciones pueden realizar los establecimientos para dar un uso educativo basado en una mirada crítica y responsable. En esta oportunidad, conversamos Magdalena Claro, una de las autoras del estudio y directora de CEPPE UC, y docentes para conocer sus reflexiones.
¿Cuáles son los desafíos para los establecimientos educativos?
Magdalena Claro, destaca la importancia de plantear este tema en las escuelas, colegios y liceos de nuestro país. “En Chile, como en otros países de América Latina, la desigualdad estructural de la sociedad se reproduce en el espacio digital. La diferencia entre quienes tienen un acceso ubicuo (todo el tiempo y desde múltiples dispositivos) y acceso limitado se traduce hoy día en diferencias en sus posibilidades de participar en distintas oportunidades de socialización, entretención y también de aprendizaje en el entorno digital. La pandemia hizo eso muy patente en Chile, donde estudiantes que tenían conexión wifi en el hogar y un dispositivo adecuado para estudiar tuvieron experiencias y posibilidades de aprendizaje radicalmente diferentes a estudiantes de sectores rurales que solo accedían mediante el teléfono propio o de un familiar y en tiempos limitados. En este sentido, lo relevante de la brecha digital es entender qué tipo de acceso requieren las niñas, niños y adolescentes para realizar actividades que son relevantes para su aprendizaje y desarrollo en general. Asimismo, es fundamental considerar cómo el acceso permite desarrollar habilidades digitales, que es finalmente lo que determina que puedan sacar provecho de Internet y los dispositivos digitales para aprender y participar en el mundo de hoy”, sostiene la investigadora.
El uso de celulares y de internet en el aula no es en sí mismo negativo o positivo. Ello depende de las decisiones pedagógicas que tomen los directivos y docentes para guiar y desarrollar las habilidades de las y los estudiantes para hacer un uso positivo
- ¿Qué opinas de la prohibición de celulares en las escuelas?
El problema de medidas de prohibición del uso de celulares en los colegios para evitar los riesgos asociados a estas herramientas (que son muchos), es terminar renunciando a la responsabilidad de preparar a las nuevas generaciones para el mundo de hoy y del mañana. La realidad que muestran los datos del Kids Online Chile 2022 es que un 92% de los estudiantes entre 9 y 17 años tienen acceso a wifi en el hogar, 87% tienen un celular propio con acceso a Internet y que en promedio accedieron a este teléfono a los 9 años de edad. Por otra parte, más de la mitad reporta realizar diversas actividades de aprendizaje informal, como ver videos o tutoriales para aprender cosas que les gustan o para entender mejor la materia vista en clases. Todas estas prácticas influyen y afectan lo que se haga dentro del aula, por más que se cierren las puertas y ventanas a las redes digitales.
- ¿Qué sugerirías a los establecimientos respecto al uso de este dispositivo?
Es importante que los establecimientos asuman que el uso de pantallas es parte de la vida cotidiana de la mayoría de los niños, niñas y adolescentes fuera de la escuela. Reconocer esto implica ir más allá de la decisión de prohibir el uso, para tomar una postura pedagógica frente a los usos digitales e implementar actividades acordes con ella. En otras palabras, es responsabilidad de docentes y directivos modelar el uso. Esto no significa necesariamente promover un uso intensivo de las tecnologías en clases o renunciar a poner límites y establecer acuerdos de convivencia. Lo relevante es impulsar en el cuerpo docente una reflexión permanente sobre como estas nuevas tecnologías van impactando o moldeando el aprendizaje, así como las relaciones socioemocionales entre estudiantes. Hoy, por ejemplo, es fundamental que reflexionemos pedagógicamente sobre los desafíos que presenta la Inteligencia Artificial al desarrollo del pensamiento crítico y creativo de las y los estudiantes y a partir de ello, definir de forma transversal y para cada asignatura, cuándo, cómo y para qué realizar determinadas actividades aprovechando esta herramienta. En síntesis, se trata de preparar y acompañar a los estudiantes para que puedan aprovechar las oportunidades y disminuir los riesgos de las tecnologías digitales en su formación como personas y futuros ciudadanos y trabajadores de la sociedad digital.
Voces de la comunidad educativa
Esta realidad avanza de forma acelerada, al mismo tiempo que las tecnologías se renuevan constantemente. En pandemia, muchas escuelas tuvieron que adaptarse al mundo virtual con clases a distancia y comunicación vía mail y Whatsapp. Este contexto impulsó a las comunidades educativas a indagar en nuevas tecnologías.
Sonia Uribe, profesora de Matemáticas en el Liceo Juan de Dios Puga de Yerbas Buenas, comenta que luego de 10 años volvió a las aulas y este 2023 se convenció de que “la as tecnologías es mejor tenerlas de nuestro lado, dado que las y los estudiantes están constantemente con su celular”. Para ella queda mucho por aprender, pero lo considera un desafío muy interesante. En sus clases utiliza el celular para buscar información actualizada de valores económicos, raíces de números racionales, información de origen de las matemáticas, revisión de cálculos, entre otros.
Comprendí que debemos hacer esfuerzos gigantes para insertar efectivamente la tecnología al aula para prepararlos en las habilidades del siglo XXI y la educación superior, esto conlleva diseñar clases más efectivas y dinámicas.
Rosa Olmos, directora del Colegio Técnico Profesional Leonardo Da Vinci de Arica, entrega su visión desde la realidad de un establecimiento que posee, dentro de sus especialidades, Programación. "A través de nuestra especialidad técnico profesional de Programación buscamos movilizar los aprendizajes de los estudiantes a niveles superiores con altas expectativas y autonomía", destaca.
Enfatiza que es responsabilidad de los establecimientos garantizar el acceso equitativo a la tecnología, proporcionando dispositivos y conexión a internet en la medida de lo posible, especialmente para quienes no pueden acceder a ellos desde sus hogares. "Internet ofrece una gran cantidad de información, pero no toda es precisa o confiable. Nuestras y nuestros estudiantes necesitan desarrollar habilidades para evaluar críticamente la calidad y veracidad de los recursos en línea, esto implica enseñarles a buscar fuentes confiables, verificar la información y desarrollar el pensamiento crítico. El uso de redes sociales y otras tecnologías requiere compartir información personal y comunicarse en línea, donde existen riesgos relacionados con la privacidad y la seguridad, como el acceso no autorizado a datos personales o el acoso cibernético. Por ello, es esencial educar sobre las prácticas seguras en línea y promover el uso responsable de la tecnología, asegura Rosa.
En este aspecto, indica que los colegios deben asumir el monitoreo regular del impacto de las tecnología en el aprendizaje, evaluar el uso efectivo de estas herramientas, identificar áreas de mejora y ajustar las estrategias y políticas establecidas.
Es de suma importancia fomentar la innovación y el desarrollo de habilidades del siglo XXI a través de la incorporación de herramientas digitales en el proceso educativo, estimulando la creatividad, el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la colaboración entre estudiantes. Esto favorece su preparación para enfrentar los desafíos de un mundo digital y globalizado, promoviendo el uso responsable y ético de la tecnología.