Jardines infantiles, escuelas, y liceos están sintonizando con el cambio climático y tomando acciones para mitigar sus consecuencias. Aquí, te presentamos una experiencia de la Escuela Lo Narváez de Olmué, que reutiliza envoltorios de galletas y botellas plásticas para mitigar sus consecuencias.
¿Sabías que en Chile se genera un kilo y medio de basura por persona al día y, según datos del Centro de Desarrollo Urbano, CEDEUS, solo el 10% de hogares recicla? Los motivos son falta de cultura y la inexistencia de un lugar donde reciclar. Afortunadamente, las nuevas generaciones están cambiando su relación con los residuos, y están impulsando una transformación en los establecimientos educacionales.
El consumo responsable, la reutilización, la creación artística con material reciclado, son ideas que crecen con robustez en los niños y niñas. ¿Cuánta basura generamos al día?, ¿dónde terminan mis desechos?, ¿cuánto plástico hay en el mar?, ¿se puede reutilizar?, son algunas de las preguntas de los estudiantes que crecen con el problema de ver a los océanos amenazados por eternos mantos de plástico.
La idea de que en pocos años habrá más plástico que peces en el océano es perturbadora, más todavía cuando nos enteramos de sus consecuencias: 1 millón de pájaros y más de 100 mil mamíferos marinos mueren por el plástico, según indica el informe de la FAO sobre Microplásticos en el mar (2017).
Ecoladrillos
Por todo lo anterior, las comunidades educativas han generado consciencia frente al cambio climático y el desafío que esto significa en el desarrollo de las habilidades del siglo XXI. El pensamiento crítico, por ejemplo, es una habilidad que está completamente en línea con el cuidado del medioambiente. Así queda de manifiesto con el proyecto “Taller de botellas plásticas para crear ladrillos ecológicos", que implementa el 6° básico de la Escuela Lo Narváez de Olmué, en la asignatura de Ciencias Naturales.
Esta actividad está orientada a promover, a través de clases prácticas y teóricas, la disminución y reutilización de residuos, generando conciencia sobre cómo un desecho puede ser también un recurso o materia prima, y la relevancia de disminuir la eliminación de basura en los rellenos sanitarios. De manera concreta, los estudiantes crean ladrillos ecológicos, rellenando botellas plásticas con envoltorios de galletas u otros similares.
Una vez terminados, los ladrillos ecológicos se usan como ladrillos convencionales, para diferentes fines: construcción de muros de contención, bancas , construcción de jardineras, entre otros. "Prácticas como los ladrillos ecológicos, nos han permitido reducir la cantidad de basura que se produce en la escuela, fortaleciendo el sello medio ambiental de nuestro proyecto educativo, enfocado en formar personas conscientes con el cuidado de nuestro medio ambiente”, señala Roberto, docente del establecimiento.
Los alumnos son los más entusiasmados y felices. "Me ayudó a comprender y tomar conciencia sobre la crisis climática, el calentamiento global y las zonas de sacrificio, como los vertederos de basura. Además ayudamos a que los plásticos se reciclen y no terminan en el mar, matando peces o tortugas”, indica Trinidad, estudiante del taller.
A nivel de política pública, el Ministerio del Medio Ambiente junto a Fundación Chile, desarrolla la campaña “Circula el plástico”, que se enmarca dentro la red mundial del Pacto de Plásticos instaurada por la Fundación Ellen MacArthur en el Reino Unido, cuyo propósito es repensar este material y dar paso hacia una economía circular ¿Quieres conocer más? ¡Pincha aquí!
